En la más reciente narrativa colombiana, les ha dado a muchos escritores por reescribir la cruda realidad colombiana, atravesada por crímenes de Estado, emparentada con las variadaa ramificaciones del narcotráfico, y por supuesto la penetración de este fenómeno criminal a la política como otra mafia más sofisticada, y peor de criminal que la misma mafia.
Acabó de leer la última novela Señor Sombra del escritor Óscar Collazos, donde despliega una inusual panorámica de la violencia endémica de espirales sangrientos que ha padecido la nación en sus últimos 60 años. La anécdota del asesinato de El Señor Sombra, paramilitar y patriota que quiso refundar el país utiliza el esquema clásico de desplegar una investigación policial exhaustiva donde cada cabo que va encontrando la Fiscal para indagar el asesinato del personaje de marras va hallando en el pasado sanguinario una madeja de crímenes, que no se sabe cual es peor, o mas atroz.
La trama va en una espiral envolvente donde todos están untados o salpicados por la sangre de un crimen, ya reciente o en el más lejano pasado como de igual se ponen en escena las atroces matanzas que desde hace 20 años atraviesan y desangran a Colombia. El relato va desgranando en un tono sencillo casi periodístico que sobre los paramilitares, junto a los parapolíticos tuvieron esa pretensión arrogante y política mediante fuego y sangre como respuesta a los desmanes de la guerrilla, de refundar la patria.
Ya ubicándonos en lo especializado del arte de la literatura, el autor tiene la premisa básica de contarnos una novela negra, pero la amarga y sangrienta realidad colombiana le supera el arte de la literatura, y el autor sólo alcanza a darnos un fresco social de todas las violencias que han castigado a Colombia desde los orígenes de las guerras partidistas.
Lo rescatable, la creación del personaje de la Fiscal, que se le siente una cariz andrógino pero de verdad una mujer. Lamento que por la voz de la Fiscal se sienta la opinión del autor y se enrede en volver a decirnos lo mismo. O sea de caer en el retoricismo que confunde al lector, pues, se le enreda la pita de la trama o que esa era la pretensión literaria del autor, de darnos una novela negra, pero al final sale airoso, dándonos un toquecito de esperanza a tantos crímenes tan juntos y demenciales.Vale la pena leerse la novela en esta fiebre renovadora y actual por tratar de entender desde lo literario el grande y agudo y complejo amasijo de violencias encontradas que es conflicto armado colombiano que no supera la sociedad colombiana, que políticamente no hay muestras de solución posible por las largas cadenas de venganza tras venganza entronizada desde un jefe de Estado que personalizó su propia venganza como una política de gobierno.
"Yo quería regalarle al mundo una palabra. Como no pude, me hice escritor."Stanislaw Jercy Lec.
Señor Sombra
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